El Hundimiento del Acorazado Yamato


Fue bautizado así en honor de la antigua provincia japonesa de Yamato, fue puesto en grada el 4 de noviembre de 1937 y entregado una semana después del ataque japonés a Pearl Harbor. El Yamato fue diseñado para hacer frente a un buque de similares características artilleras o varias unidades menores. 

En los años 1930 el gobierno japonés había adoptado una política ultranacionalista con la fin de expandir el territorio del Imperio del Japón. El país se retiró de la Sociedad de Naciones en 1934, renunciando a las obligaciones de su tratado. Tras retirarse también del Tratado Naval de Washington, que limitaba el tamaño y potencia de los buques capitales, la Armada Imperial Japonesa comenzó el diseño de la nueva clase Yamato de acorazados pesados.

Japón hizo un gran esfuerzo para que su construcción se realizase en total secreto. Parte de este secreto se refería a su armamento con cañones de 406 mm. No fue hasta el final de la guerra cuando se supo el verdadero desplazamiento y calibre de las armas de estos acorazados. Sus diseñadores sabedores de que Japón no podría competir con los Estados Unidos una vez estallara la guerra, diseñaron a los buques de la clase Yamato para que pudieran ser capaces de enfrentarse a varios tipos de buques al mismo tiempo. 

La quilla del Yamato fue puesta en grada en el Arsenal Naval de Kure, Hiroshima, el 4 de noviembre de 1937, en un dique adaptado para dar cabida a su enorme casco. El Yamato fue botado el 8 de agosto de 1940, con el capitán —más tarde vicealmirante— Miyazato Shutoku al mando. 

La batería principal del Yamato constaba de nueve cañones de 460 mm, el mayor calibre de artillería naval jamás montado en un buque de guerra. Cada cañón tenía una longitud de 21,13 metros, pesaba 147,30 toneladas y era capaz de disparar obuses explosivos o perforantes a 42 km. La batería secundaria tenía doce cañones de 155 mm en cuatro torretas triples: una a proa, otra a popa y dos hacia el centro, y doce de 127 mm en seis montajes gemelos, tres en cada banda del acorazado. Además, el Yamato tenía veinticuatro cañones antiaéreos de 25 mm montados hacia el centro del barco. Cuando fue reacondicionado en 1944 y 1945 para combates en el Pacífico Sur, se modificó su batería secundaria a seis cañones de 155 mm y veinticuatro de 127 mm, y se incrementó el número de los antiaéreos de 25 mm hasta los 162.


Entre octubre y noviembre de 1941 fue sometido a pruebas de mar. Una de esas pruebas fue la milla corrida, con el resultado de una velocidad máxima de 27,4 nudos, equivalente a 50,7 km/h. La prueba de gobierno con timón principal en línea de crujía arrojó que el timón auxiliar era muy poco efectivo para los giros sin uso de motores.

El 6 de abril de 1945 el acorazado japonés Yamato, con sus 72.800 toneladas emprendió una misión de la que no regresaría. Su objetivo era la isla de Okinawa, para lo cual le cargado combustible solo para el viaje de ida. La misión, cañonear a las fuerzas de desembarco norteamericanas, para luego encallar y servir de batería costera en apoyo de las tropas japonesas que defendían la isla. Estamos al final de la Guerra en el Pacifico, y la armada imperial japonesa no puede quedarse atrás, en cuanto a heroísmo, con respecto a los aviones suicidas (kamikazes), por lo que se decide que el acorazado Yamato, cumpliera un último objetivo: morir matando.

Desde su construcción en 1941, paradójicamente, el Yamato, buque insignia de la armada imperial, solo había entrado una vez en combate. En junio de 1942 enarbolando la insignia del Almirante Yamamoto, que mandaba una escuadra compuesta por: 4 portaaviones, 5 acorazados, 10 cruceros, 6 portaaviones ligeros, 27 destructores, 10 buques de aprovisionamiento, 7 dragaminas, 10 transportes de tropas y 8 submarinos, distribuida en cuatro grupos dispuestos a invadir el atolón de Midway; tuvo que desistir y retirar sus acorazadas, al ver como uno tras otro eran hundidos los cuatro portaaviones que iba en vanguardia: Akagi, Kaga, Hiryu y el Soryu. 

En junio de 1944 en la batalla del Mar de Filipinas la Marina Imperial Japonesa concentró 9 portaaviones (4 de ellos ligeros), 5 acorazados (el Yamato entre ellos), 20 cruceros (6 de ellos ligeros), 27 destructores, 6 buques de aprovisionamiento y 24 submarinos; con la misión de impedir el desembarco norteamericano en las Marianas. De nuevo la batalla se resolvió en la vanguardia, entre portaaviones, los japoneses perdieron el Taiho, el Shökaku y el Hiyo, mientras que el acorazado Yamato no tuvo ocasión de intervenir, retirándose con toda la flota. 

Hemos de llegar a la batalla del Golfo de Leyte en septiembre de 1944, donde el Yamato intervino, hundiendo al portaaviones de escolta USS Gambier Bay. Aunque fue alcanzado por bombarderos de los portaaviones USS Intrepid y USS Cabot (éste último formaría parte de la Armada Española como Dédalo desde 1967 hasta 1989), por suerte los impactos no fueron importantes. Cuatro acorazados japoneses, entre ellos el Musashi, gemelo del Yamato, fueron hundidos por la fuerzas norteamericanas, además, la Marina Imperial Japonesa perdió su último portaaviones de flota, el Zuikaku, y los portaaviones ligeros Chitose y el Zuihō.


El acorazado había perdido la batalla frente al portaaviones. El 11 de noviembre de 1940 torpederos biplanos Swordfish y bombarderos británicos despegaron HMS Illustrious y lanzaron sus torpedos en la rada de Tarento, una de las principales bases navales de la Italia fascista. Los torpedos destruyeron al acorazado Conte di Cavour; y dejaron fuera de combate a los acorazados Littorio y Caio Duilio. Mientras que los británicos tenían 2 pilotos muertos y dos Swordfish perdidos, la Regia Marina perdía la mitad de la flota pesada.

El acorazado alemán Bismarck, tras hundir de un certero impacto en la santabárbara, al HMS Hood, fue localizado y aviones torpederos del HMS Ark Royal le alcanzaron en el timón de babor dejándolo inutilizado para que otros buques de la Royal Navy le remataran y le hundieran. El Prinz Eugen, tuvo que refugiarse en Brest en la costa de la Francia ocupada. 

El acorazado HMS Prince of Wales y el crucero pesado HMS Repulse fueron hundidos el 10 de diciembre de 1941 por la aviación naval japonesa en el Golfo de Siam, en aguas próximas a Singapur. 

Construir un acorazado solo para 18 meses de servicio (el Bismarck) o para 11 meses (el HMS Prince of Wales) no resultaba rentable en términos de pérdidas humanas ni materiales para ninguna marina de guerra, mucho menos para la Kriegsmarine que tenía como principal función el hundir tonelaje mercante enemigo y asfixiar así al Reino Unido.

El ataque japonés a Pearl Harbour el 7 de diciembre de 1941 fue llevado a cabo desde seis portaaviones, y tuvo un éxito casi completo: hundió los acorazados USS Arizona y USS Oklahoma.


La batalla del Mar del Coral (probablemente la primera de la historia naval en la que los buques contendientes no tuvieron contacto visual), se libró entre el 4 y el 8 de mayo de 1942 entre portaaviones. Los japoneses desplegaron como avanzada los portaaviones de flota Shōkaku y Zuikaku y el portaaviones ligero Shöhö. En contra la Flota norteamericana desplegó los portaaviones USS Lexington y USS Yorktown. El USS Lexington fue hundido por la aviación naval nipona y el USS Yorktown quedó severamente dañado. Por su parte la aviación naval norteamericana consiguió hundir el Shöhö y dañar el Shōkaku. 

No es que el portaaviones fuera invencible, de hecho el HMS Courageous fue torpedeado el 17 de septiembre de 1939 por el submarino alemán U-29 en aguas próximas a Irlanda; el HMS Glorious fue hundido por los acorazados alemanes Scharnhorst y Gneisenau el 8 de junio de 1940 en el mar de Noruega; el HMS Ark Royal fue hundido por el submarino alemán U-81 el 13 de noviembre de 1941 en aguas próximas a Gibraltar y el HMS Eagle fue hundido el 11 agosto de 1942 por el submarino U-73 al sur de la isla de Mallorca.

Al empezar la Segunda Guerra Mundial la Marina Imperial Japonesa contaba con 6 portaaviones de flota, la Royal Navy con 7 y la US Navy con 7. La Kriegsmarine había botado el Graf Zeppelin Hitler dio la orden de no construir más unidades de superficie y concentrarse en la construcción de submarinos. Por su parte, Mussolini privó a la Regia Marina de portaaviones. Afirmando que la península itálica era un inmenso portaaviones en medio del Mediterráneo. 

Pero volvamos a la madrugada del 7 de abril toda la tripulación del Yamato se encontraba en sus puestos de combate y lista. La primera aeronave enemiga contactó a las 08:23 y poco después llegaron dos hidroaviones. Obtuvo su primer contacto de radar con un avión a las 10:00. Sobre las 12:30, 280 aviones bombarderos y torpederos llegaron sobre la formación japonesa. El destructor Asashimo, que se había separado del grupo, fue alcanzado y hundido por aeronaves procedentes del USS San Jacinto.

La Fuerza Especial de Ataque de Superficie incrementó su velocidad hasta 24 nudos y puso en marcha las medidas de defensa antiaérea: los destructores comenzaron a rodear al Yamato. El primer avión les atacó a las 12:37. El Yahagi dio media vuelta y aceleró hasta los 35 nudos con el objetivo de distraer a los atacantes, la maniobra fue exitosa, pero el número de aeronaves que distrajo insignificante. El Yamato se mantenía sin recibir impactos, hasta que a las 12:41 dos bombas destrozaron dos de sus baterías antiaéreas triples de 25 mm abriendo un boquete en la cubierta. Una tercera bomba destruyó la sala de radar y la batería de 127 mm a estribor de popa. A las 12:46 otras dos bombas alcanzaron la torreta central de 155 mm de popa causando graves daños a la torreta. 

A las 12:45 hizo impacto un torpedo en la parte delantera a babor, poco después son tres los torpedos que alcanzaron al acorazado. Dos impactos confirmados a babor cerca de la sala de máquinas y en la sala de calderas, el tercero provocaría la inundación en la sala del timón auxiliar. El ataque finalizó a las 12:47 dejando al acorazado con una escora de 5-6° a babor que quedó en solo 1° gracias a la contra inundación. 


El segundo ataque comenzó justo antes de las 13:00. Bombarderos en picado sobrevolaron la zona a gran altura, mientras los torpederos se aproximaban por todas direcciones justo al nivel del mar. Debido al número de objetivos, los cañones antiaéreos eran menos eficaces, los cañones principales fueron cargados con proyectiles Beehive, fundidos para estallar un segundo después de su lanzamiento, pero su efectividad fue escasa. Tres o cuatro torpedos impactaron a babor, uno alcanzó una sala de calderas, otro en una segunda, y el tercero dio en el casco junto a una sala de maquinas ya destruida anteriormente, mientras un cuarto lo hacía a estribor.

Este ataque dejó al Yamato escorando entre 15 y 18° a babor. La contra inundación de los compartimentos restantes de estribor la redujo hasta 10°. Aunque el acorazado no corría peligro de hundirse, la escora impedía disparar a las baterías principales y redujo la velocidad a 18 nudos. 

Aún habría de llegar el tercer y más devastador ataque a las 13:40. Al menos cuatro bombas impactaron en la superestructura del Yamato y causaron numerosísimas bajas entre los artilleros de los cañones de 25 mm. Pero más importantes fueron cuatro nuevos torpedos, tres dieron a babor, aumentando la inundación de la sala de calderas y anegando otra sala de calderas y la sala del timón. Con la sala del timón bajo el agua, el barco perdió toda maniobrabilidad. El cuarto torpedo dio en la sala de máquinas de estribor, que, junto a las otras tres salas de máquinas de esa banda, estaba en proceso de contra inundación para reducir la escora a babor. 

A las 14:02 se dio la orden de abandonar el barco. Para entonces la velocidad era de solo 10 nudos y su escora iba en constante aumento. Los incendios ardían sin control y las alarmas de incendios comenzaron a sonar en el puente advirtiendo de las altas temperaturas en los almacenes de municiones de las torretas delanteras. 

A las 14:05 el Yahagi se hundió, víctima de doce bombas y siete torpedos. A su vez una última pasada de torpederos atacaron al Yamato por estribor. Su escora era tan grande que los torpedos impactaron en el fondo del casco. El acorazado continuaba rodando a babor, hacia las 14:20 se extinguió la energía eléctrica y sus baterías de 25 mm comenzaron a caer al mar. 

Tres minutos después el Yamato volcó. Sus torretas principales de 460 mm se desprendieron de las barbetas. Cuando el giro alcanzó los 120° uno de los dos almacenes de proa detonó. La nube de hongo, de 6 km de altura, se pudo ver en Kyūshū, a 160 km de distancia. El Yamato se hundió rápidamente llevándose consigo la vida de unos 2055 hombres de una tripulación de 2332, incluido el vicealmirante Seiichi Itō, comandante de la flota. Los pocos supervivientes fueron rescatados por los cuatro destructores restantes, que respetados por los atacantes pudieron regresar a Japón. 

Desde el primer ataque hasta su explosión, el Yamato había recibido once torpedos y ocho bombas. Puede que le impactaran dos torpedos más, pero no están confirmados.


A pesar de la incompleta información referida a sus hundimientos, diversos pecios de buques capitales japoneses han sido descubiertos e identificados. Basándose en los registros estadounidenses de la guerra, una expedición al mar de la China Meridional en 1982 produjo algunos resultados, pero los restos no fueron identificados. Una segunda expedición volvió dos años después, y los registros de foto y vídeo fueron confirmados por uno de los diseñadores del acorazado, Shigeru Makino, como el lugar donde reposa el Yamato. El pecio se encuentra a 290 km al sureste de Kyūshū, a 340 m de profundidad y en dos partes principales: una sección de proa que comprende los dos tercios delanteros del buque y una sección separada de popa volteada sobre sí misma.


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