Glorioso: Corsario Español

El Glorioso en pleno combate final con el Russell

    En este periodo los corsarios españoles o buques de la Armada actuando como tales realizaron una extraordinaria actividad, tanto es así que, a finales de 1744, habían apresado 786 embarcaciones enemigas, mientras que los ingleses, capturaron 850 barcos contrarios. En cualquier caso, queda claro que los corsarios españoles, ayudados por los franceses, causaron tanto daño a los ingleses, como el que estos les causaron a ellos, a pesar de la supuesta superioridad, de estos últimos.

    En cuanto a combates menores, la situación no fue muy distinta, ya vimos los diversos enfrentamientos en el Caribe, favorables a los españoles. Pero hubo una campaña protagonizada por un navío español en 1747, que merece que veamos.

El Glorioso combatiendo con el Darmouth
    El Glorioso era un navío de 70 cañones construido en La Habana en 1740, que en un principio recibió el nombre de Nuestra Señora de Belén. Estaba mandado por el capitán de navío don Pedro Mesía de la Cerda, cordobés de nacimiento, veterano en la expedición a Cerdeña, en cabo Passaro y en la de San Vicente, en la expedición a Orán y en diversos combates en aguas americanas.

    El navío transportaba a España cuatro millones de pesos en plata hecha monedas, llegando a la vista de la isla Flores, de las Azores, el 25 de julio, donde distinguió un convoy inglés protegido por tres buques de guerra, batiéndose en retirada pues su misión era llevar su carga a buen término.

El Glorioso y el Russell

    El convoy inglés, comandado por Crookshanks, estaba formado por el navío Warwick, de 60 cañones, la fragata Lark, de 40 y un paquebote de 20, al cual dejaron como protección del convoy, dirigiéndose a toda vela con el navío y la fragata en persecución del Glorioso. La fragata Lark más marinera, se adelantó. Al llegar junto al Glorioso, se inició el combate. A las pocas andanadas, la fragata quedó seriamente averiada, debiéndose retirar del combate y hundiéndose poco después.


    Pero su sacrificio no fue en vano, ya que el Warwick había llegado a la altura del Glorioso, reanudándose el combate, tras hora y media de intensísimo fuego, el Warwick estaba seriamente dañado, y aunque el Glorioso también había sufrido lo suyo, ante la necesidad de llevar a buen término su misión, dejó al inglés sin rematar y tras hacer las reparaciones posibles con los medios a bordo, siguió su navegación.





    Esta doble derrota, cayó como un jarro de agua fría en el Almirantazgo británico, y John Crookshanks, pasó a engrosar la larga lista de marinos ingleses cuya carrera se había arruinado en la presente guerra.

    El Glorioso, divisó con gran satisfacción el cabo Finisterre el 14 de agosto, pero de nuevo una agrupación inglesa estaba al acecho. Estaba compuesta por el navío Oxford, de 50 cañones, y las fragatas Shoreham y Falcon, que rápidamente se lanzaron contra él. Tras tres horas de combate, los tres buques ingleses debieron batirse en retirada, mientras que el navío español, con diversos daños entre los que se encontraba la pérdida del bauprés, hallaba refugio en Corcubión, el día 16, donde descargó la playa e hizo reparaciones, mientras que los comandantes británicos fueron sumariados y separados del servicio.

El Glorioso

    Cumplida su misión, don Pedro Mesía, tras no poder dirigirse al Ferrol a causa de los vientos contrarios, tomo la ruta hacia Cádiz. Cuando el Glorioso remontaba el cabo San Vicente, se topó con una escuadrilla de fragatas corsarias inglesas, llamada Royal Family por el nombre de sus barcos, que eran: la King George, Prince Frederick, Duke y Princess Amelia, que sumaban 120 cañones y 960 hombres de dotación, todos al mando del comodoro George Walker.

El Glorioso

    A eso de las ocho de la mañana la King George entabló combate con el Glorioso, mala suerte para la fragata inglesa, pues la primera andanada del buque español tiró abajo el palo mayor y la desmontó dos cañones. Durante tres horas la fragata inglesa soportó el duro castigo que le infligía el buque español, hasta que se incorporó el Frederick y poco después el Duke, con sus tres fragatas persiguió al navío español, uniéndose poco después la Princess Amelia.

El Glorioso desarbolado

    La Frederick alcanzó al Glorioso, entablándose combate. Todo se ponía de color de rosa para los ingleses, cuando se incorporó a la pelea el navío Dartmouth, de 50 cañones, pero una nueva andanada del navío español alcanzó la santabárbara del navío inglés, volando el navío entero y muriendo sus 300 tripulantes.

El Glorioso resistiendo

    El desconcierto cundió entre los atacantes, pero recibieron una ayuda inesperada con el tres puentes de 80 cañones Russell, que rápidamente entabló combate con el español ayudado por las otras tres fragatas de Walker. El Glorioso, aguantó el tremendo castigo desde las 12 de la noche hasta el amanecer. El casco hacía tanta agua que amenazaba con hundirse, había agotado las municiones, tenía 33 muertos y 130 heridos, y su aparejo estaba completamente inutilizado. don Pedro Mesía ordenó arriar la bandera y rindió su buque. Sus apresores llevaron el buque a Lisboa, donde fue desguazado.

El Glorioso y el Russell

    No solo los ingleses quedaron impresionados, sino que, en España, los combates del Glorioso hicieron época. Don Pedro Mesía de la Cerda ascendió a jefe de escuadra, llegando a teniente general de la Armada y virrey de Nueva Granada, falleciendo en Madrid en 1783, habiendo heredado de su padre el título de marqués de la Vega de Armijo. Los hechos le han acreditado como uno de los grandes marinos de la Armada del siglo XVIII.



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