Emilio Herrera Linares, 171º Presidente en 1960-1962

Octavo Presidente del Consejo de Ministros durante la Presidencia de Diego Martínez Barrio (1945-1962) en la Segunda república en el Exilio (1939-1977), desde abril de 1960 al 28 de febrero de 1962.   



    Emilio Herrera Linares nació en Granada el 13 de febrero de 1879, en el seno de una familia burguesa de tradición militar, amante de la ciencia y el arte. Sus antepasados, militares, marcaron su carácter y determinaron su actitud ante el deber y el honor. Ya en su infancia se despierta su interés por la ciencia. Su padre viajaba a París con frecuencia para conocer los adelantos técnicos y científicos. Compra y lleva a Granada artilugios de ciencia recreativa e inventos y, con Emilio Herrera como ayudante, realiza experimentos y exhibe trucos de magia ante sus invitados. Entre otras novedades, trae a Granada, por primera vez, una exhibición aerostática, que sin duda ejerció una influencia decisiva en su vida.

    En 1896, después de una breve estancia en la Universidad de Granada, preparara el ingreso a la Academia de Ingenieros de Guadalajara. Terminada la carrera, en 1901, recibió su primer destino, Sevilla. Sus últimos años en la Academia coincidieron con el nacimiento de la Aerostación española. En 1884 se había creado el Servicio de Aerostación y en 1901 se iniciaron las Escuelas Prácticas de Aerostación. Herrera se incorporó inmediatamente a ella y desde 1906, se dedicó a la Aerostación.

    En 1909 contrajo matrimonio con Irene Aguilera Cappa, el 27 de octubre nació su primer hijo, José Herrera Aguilera. Este mismo año se incorporó a la Unidad de Aerostación en el frente de Melilla, contribuyendo a su reconocimiento por parte del Estado Mayor del Ejército. Este éxito decidió a Pedro Vives a incorporar los dirigibles a la unidad de Aerostación para estudiar sus posibilidades. En 1910 Emilio Herrera hace prácticas en el dirigible “España”, pero los mandos militares se decantan por la aviación y compran aparatos en Francia. Nace así en 1911 la aviación militar española. Se establece el primer aeródromo en Cuatro Vientos. Herrera, junto con Kindelán, Arrillaga, Barrón y Ortiz Echagüe, constituyeron la primera promoción de pilotos militares en 1911. Herrera alternará sus servicios en la Aerostación de Guadalajara y en Aviación de Cuatro Vientos, asumiendo la formación de las siguientes promociones de pilotos.

    En 1913-14 junto con Ortiz Echagüe realiza una hazaña aérea: cruzaron el estrecho de Gibraltar. Por ello recibieron el nombramiento de Caballeros Gentilhombre de Cámara con Ejercicio de manos del Rey. Herrera fue ascendido a comandante por sus actividades en África y recibió varias condecoraciones.

    En los años siguientes frecuenta el Centro de Ensayos de Aeronáutica, el Laboratorio de Investigaciones Físicas, participa en los congresos de la Asociación para el Progreso de las Ciencias, y como miembro de la Sociedad Matemática y Vicepresidente de la misma desde 1919 conoce, estudia y difunde la teoría de la relatividad, de hecho participó activamente en la organización de la visita de Einstein a Madrid en 1923. La aeronáutica española destacó en estos años por su estrecha vinculación con los avances científicos, en lo que Herrera fue protagonista decidido: Se diseñaron y construyeron aparatos y aeropuertos, se crearon las primeras líneas aéreas, nacieron las primeras empresas españolas, se batieron récords.

    El advenimiento de la Segunda República y su programa de reformas militares provocó una división de opiniones en el seno de la Aviación militar. Unos apoyaron al nuevo gobierno que suprimió las reformas del general Berenguer, otros abandonaron el ejército por desacuerdos con el nuevo régimen. Herrera se concentró en sus actividades científicas. Permaneció fiel a sus relaciones personales, su talante liberal, respetuoso con el principio de la soberanía popular  y la sujeción del poder militar al legítimamente establecido, le hizo permanecer fiel a la República pese a sus convicciones monárquico-conservadoras.

    El gobierno de la República reconoció su labor y sus éxitos profesionales, concediéndole el título de ingeniero aeronáutico. Durante la guerra civil española fue Jefe de Servicios Técnicos y de Instrucción de las Fuerzas Aéreas de la República (FARE). El 4 de septiembre de 1938 muere su hijo menor, Emilio Herrera Aguilera, también aviador, en acto de servicio. Circunstancia que le marcó para el resto de su vida. Ascendido a general, Indalecio Prieto lo nombra embajador. No volverá a España.

    De regreso en Europa, en febrero de 1939, la frontera franco-española estaba cerrada. Se instaló en París provisionalmente e inicia su largo exilio. Herrera consigue trabajo, durante algún tiempo en la ONERA (Office National d´Etudes et de Recherches Aeronautiques) y para la UNESCO hasta que el ingreso de España en la ONU (1955) le lleva a presentar su dimisión. En los años de la guerra fría denunció el peligro de las armas nucleares.

    En 1944 fundó con Picasso, Victoria Kent y otras personalidades la Unión de Intelectuales Españoles. Aunque no muestra tener vocación política, se define como un librepensador, católico practicante, y en 1944 participa en la creación de la Agrupación de Militares Republicanos Españoles, después Agrupación de Militares Republicanos, cuyo objetivo es censar a los militares exiliados. Sin embargo, los enfrentamientos en el seno de la organización, le llevan a abandonarla profundamente desengañado.

    A finales de los cuarenta Herrera sirve de nexo entre la oposición monárquica de Gil Robles y el círculo de don Juan de Borbón y los republicanos. Su demostrada integridad es respetada por todos. Siempre se definirá como no perteneciente a ningún partido, y aunque su ideología sea liberal-conservadora, su espíritu conciliador le lleva a defender la unidad de todos los antifranquistas y a relacionarse con personalidades de todo el espectro político.

    En 1951 aceptó encargarse del Ministerio de Asuntos Militares del Gobierno de la República en el Exilio, cargo que ostentará en los dos gobiernos de Gordon Ordáx. EL 9 de mayo de 1960 Herrera asumió, a instancias de Martínez Barrio, la Presidencia del VI Gobierno en el Exilio. Entre sus actuaciones más significativas como presidente del ejecutivo está su declaración ministerial del 1 de julio de 1960, donde reclama elecciones libres convocadas por un gobierno provisional en España y hace tres llamamientos: a las naciones democráticas, al ejército y a la iglesia; las campañas informativas en defensa del gobierno del exilio y de los presos políticos españoles, el Acuerdo Luso-Español con el general Humberto Da Silva Delgado para restituir la democracia en la península, y la creación de la Orden de la Lealtad de la República Española.

    El 1 de enero de 1962 muere Diego Martínez Barrio. Se produce una crisis institucional que es finalmente resuelta con el nombramiento de Jiménez de Asúa al que Herrera presentó su dimisión el 28 de febrero. Sánchez Albornoz le sucede en el cargo y él continúa como ministro sin cartera. Hasta el final de sus días continuó sus manifestaciones en defensa de la legitimidad republicana.

    Emilio Herrera murió en Ginebra el 13 de septiembre de 1967. Con él desapareció el símbolo de una época: la del nacimiento de la ciencia y tecnología aeronáutica, de un precursor de la conquista del espacio, de un hombre de honor, un militar civil y civilizado, un hombre de paz. Desde 1993 descansa en Granada a donde fueron trasladados sus restos en medio de un gran homenaje popular patrocinado por el Ayuntamiento de la ciudad y presidido por S.M. el rey don Juan Carlos I.



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