Convento de San Miguel de Pedroso en Burgos


Fundado un 24 de abril del año 759, en un pequeño pueblo cerca de Belorado, llamado San Miguel de Pedroso, o Petroso, como se denominaba en esa época, y que estaba situado en plena Riojilla Burgalesa. Era la primera fundación monástica femenina de Castilla. La primera cita al Petroso aparece en el documento fundacional del monasterio: «…monasterium Sancti Michaelis, qui est situm in suburbio de Petroso, uxta quadam flumine nomine Tirone». Este documento está recogido en el Cartulario Galicano del Monasterio de San Millán, siendo más antiguo del mismo. En él se habla de la primera fundación monástica femenina de Castilla en época de Fruela I por la abadesa Nunnabella: “En el nombre de la santa e individua Trinidad. Yo, la abadesa Nunnabella, propuse y cuidé de ofrecer y encomendar mi cuerpo y alma a este santo monasterio, que proporcioné cerca del río Tirón y dispuse que fuese consagrado con reliquias del Arcángel San Miguel, de los apóstoles San Pedro y San Pablo y de San Prudencio, y mis hermanas y yo prometimos, en presencia del glorioso rey Fruela y del obispo Valentín, el día octavo antes de las calendas de mayo de la era setecientos noventa y siete, vivir aquí observando la santa regla”. Y lo firma el presbítero Luponio. 

    Nunnabella, Nonna Bella o Nuña Bella es la abadesa en el momento de la constitución del monasterio femenino de San Miguel de Pedroso y la acompañaron otras 27 monjas cuyos nombres son: Maria, Amunna, Monnia, Eilo, Donna, Scemena, Unma, Munnoza, Scemena, Urbana, Ginta, Alduara, Sancia, Maria, Auria, Anderazo, Munnata, Eugenia, Clarea, Susanna, Muniadonna, Tota, Anderquina, Flamina, Guntroda, Gometiza y Urraca. La fundación se realizó en presencia del rey Fruela I, el obispo Valentín y el presbítero Lupiano.


    El monasterio debió sufrir las abundantes razias que entre los años 767 y 796 hicieron por esta zona los emires de Córdoba y que provocaron que el reino asturiano se replegara más al Norte. El monasterio, si perduró estos años, lo hizo bajo dominio musulmán, bien del emirato o bien de la familia Banu Qasi, que también dominaba el resto de la actual la Rioja. No será hasta fines del siglo IX o inicios del X cuando de nuevo vuelve a formar parte del reino asturiano.

    La siguiente mención es del año 945. El patrimonio del monasterio se ve incrementado también con donaciones particulares entre los años 971 y 1033. Esta es la relación de donaciones recibidas hasta que el rey García III de Navarra dona el monasterio a San Millán de la Cogolla (1049):

    - 971, Doña Mayor se entrega a San Miguel de Pedroso con todas sus posesiones, tierras y collazos en Leiva. 
    - 6 abril de 972, Tello Gutiérrez y su hermano Vela donan una serna a San Miguel de Pedroso en Valdealbín. 
    - 7 noviembre 1006, Momadoña, en la hora de su muerte, confirma las donaciones que había hecho a San Miguel de Pedroso. 
    - 12 noviembre 1006, Momadoña se entrega al monasterio de San Miguel de Pedroso en la hora de su muerte y confirma las heredades por ella donadas. 
    - 1006, Sancho Navarro y su mujer Momadoña donan a San Miguel de Pedroso y a su abadesa Elvira varias tierras en Junquera. 
    - 6 agosto 1025, Oveco Assúrez y sus hermanas donan a San Miguel de Pedroso y a su abadesa Elduara sus heredades en Montañana, Orón, Ameyugo, Loranco, Redecilla y más lugares. 
    - 1028, Doña Jimena de Soto se entrega al monasterio de San Miguel de Pedroso y dona todas sus heredades. En este documento se menciona a Mayor García, hija del conde García Fernández de Castilla (cometissa domna Maiore). Es posible que se alojara aquí tras tener que abandonar sus dominios en Ribagorza y que fuera abadesa de este monasterio. 
    - 1029, Muño Sancho y Anderazo Muñoz entregan al monasterio de San Miguel de Pedroso y a su abadesa Gotosus heredades en San Lorenzo.
    - 1033, La abadesa Alduara dona una viña a San Miguel de Pedroso en Sabugo. 


    Tras el dominio del condado de Castilla por Sancho III de Navarra y el nombramiento de su hijo Fernando Sánchez como conde, el condado de Castilla fue seccionado y la parte oriental fue incorporada al reino de Pamplona. San Miguel de Pedroso pertenecerá desde el 1035 al rey García Sánchez III. Precisamente será este rey y su esposa Estefanía quienes en el año 1049 firman la carta de donación del monasterio de San Miguel con todas sus pertenencias, bienes y derechos territoriales al de San Millán de la Cogolla. El proceso viene explicado en dos documentos: 

    - 1049, García III el de Nájera agrega a San Millán el monasterio de San Miguel de Pedroso y la villa de Pauleja, con todas sus dependencias, y vende al cenobio el tributo de madera que pagaban anualmente los pobladores de Villagonzalo, Cordovín, Terrero, Villajúniz y Ventosa al palacio real de Nájera. 
    - 1049, García III el de Nájera deslinda los términos de los monasterios de San Miguel de Pedroso y San Salvador de Vallejóvit y San Mamés de Puras, a cuyos habitantes concedió comunidad de pastos con los vecinos de Pedroso, Tosantos, Magazos y Puras.


    En torno al 1060, siendo Fernando I de León, San Miguel vuelve al dominio leonés. Pero es ya bajo Alfonso VI cuando volvemos a tener noticias de él. A partir de esta época, o quizás bajo el dominio pamplonés, se aprecia que el monasterio ya ha dejado de ser femenino y que en su lugar existe un priorato dependiente de San Millán de la Cogolla:

    - 1090, Íñigo y Diego Oriol ofrecen a San Millán sus posesiones en Villagalijo, incorporándolas a San Miguel de Pedroso. 
    - Entre 1095 o 1097, el abad García, de San Millán cede al monasterio de San Miguel de Pedroso las villas de Rehoyo, Sagrero, Terrazas y Redecilla, con todas sus dependencias. 
    - 1099, El prior Muño de San Miguel de Pedroso, tras un juicio presidido por el rey Alfonso VI, ratifica la propiedad de una heredad en Redecilla de la que algunos hombres de campo querían apropiarse.

    La última mención documental conocida es del año 1214, a partir de aquí no tenemos más documentos. El monasterio fue abandonado, y hoy en día no queda ningún resto de él, únicamente una placa hecha de azulejo recuerda el 1250 aniversario de la fundación del cenobio en la localidad. 

    No podemos abandonar el tema sin hacer una pequeña mención al molino de San Miguel. Es una joya de la arquitectura burgalesa, de origen medieval y relacionado con el establecimiento de las monjas en San Miguel de Pedroso, al tiempo que es el más antiguo en funcionamiento de Castilla y León. Tenía como misión principal moler cereales para consumo de los animales de labor en la época medieval.


    La recuperación del molino se realizó siguiendo al pie de la letra su diseño original. Cabe destacar, que el uso de la fuerza del agua para la molienda se sitúa históricamente en España en la ocupación árabe. Incluso en el lenguaje propio de los molinos se mantienen palabras derivadas de esa lengua. Los molinos eran propiedad de los señores y los campesinos tienen que acudir a ellos y pagar una determinada cantidad de grano o harina llamada “moldura” que en Castilla y León se conoce con el nombre de “maquila”. Con posterioridad, los molinos pasaron a manos de las órdenes religiosas militares, abadías, señores laicos y cabildos o monasterios que ejercen el monopolio del transporte de la granada y de la harina.
Ramón Martín

Comentarios

Entradas populares